sábado, 20 de enero de 2007

02 JOYAS PARA LA REYNA

ESCENA II
El Taller del Alquimista trabaja doble turno
fundiendo, puliendo y engastando las joyas
para la boda real.
El Alquimista ordena a un grupo de jóvenes aprendices
ir por perlas al Mar.




6 DIÁLOGOS:

Thérèse Bovary dijo...

Imagino que cada una de las joyas que labráis en vuestro taller serán
más bellas que una noche de lluvia, más
más intensas que el sol, más
más brillantes que el fulgor del amor, más
más eternas que el cielo infinito, más
más perfectas que la palabra perfección, más,
y únicas e irrepetibles
como estas 7 maravillas,
joyas genuinas
que pueblan el castillo Lear, nuestro hogar,
nuestra locura maravillosa.

Anónimo dijo...

(Un joven con rostro de ángel de yeso entra y deja una fina red repleta de perlas negras sobre el mesón de trabajo)

Algo ocurre en nuestros mares, desde hace semanas sólo encuentro perlas negras, creo que debemos alertar a el Cardenala,
mi buen alquimista,
¿pudiese tratarse
de alguna mala señal?

Anónimo dijo...

Eso quería hoy deciros
es extraño como todo
lo que en el reyno ocurre
pero debo advertiros
también las han traido negras
los unos y los otros.

Anónimo dijo...

(Corriendo semiasfixiado)

¡¡La policía tritón se llevó a parte de nuestro contingente!!

Los acusan de asaltar a las sirenas para robarles las pulseras y collares de perlas.

Anónimo dijo...

¿Y es eso cierto?

Confesad, ¿es eso cierto?
no hay joya que quede bien
si ha sido forjada
con malas artimañas.

Anónimo dijo...

Calmaos Alquimista. Todo ha sido un malentendido con Tritón y sus sirenas... Ahora los habiotantes del las profundidades del vinoso Ponto también asistirán a la boda. Aghora trabajéis en esa corona que tanto desea la Princicesa, que ciña con delicadeza y fuerza su frente sabia y ya a pocas horas de ser regia. Se acaba el alboroto. Y vos.

(a un artesano que trabaja a subcontrata con el alquimista)

Id presto a devolver las perlas negras tomadas por equívoco a Tritón.

(Al Alquimista)

Y vos sabio permutador de metales, recordad que la felicidad de ser alquimista no consiste en encontrar la piedra filosofal, sino en los trabajos y tesoros que forjáis cuando la habéis buscado.